martes, 8 de noviembre de 2011

La sombra.

Quizás no se había preguntado nunca la manera en que ella le abordaría y el momento en el cual le haría presa de sus cálidos abrazos. El beso del silencio confortaría su sed infinita y sus ansias de sosiego para el cuerpo y el alma que fugitiva llevaba tanto tiempo. Acudiría con su mejor vestido cubriéndole suave y lentamente en su regazo, como a un niño perdido en la noche apaciguando su miedo y su llanto. Ella estaba allí con él, ya no había marcha atrás, todo las luces se apagaron, solo quedaron las sombras.

1 comentario:

  1. Me alegro de haberte encontrado en el bosque de las hadas
    Visitarte ha sido un placer

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